Nos encontramos a principios de mayo de 2020 y me resulta complicado recordar lo que ocurrió durante los dos primeros meses del año en relación con la elección del que será a partir del próximo primero de octubre el nuevo Director General de la OMPI, la Organización de las Naciones Unidas que se ocupa de la Propiedad Intelectual o de la Propiedad Industrial y los Derechos de Autor, si empleamos la terminología española. Tal ha sido la tragedia que hemos vivido, especialmente en España, desde principios de marzo que pareciera haberse borrado de nuestras memorias todo lo que ocurrió durante enero y febrero y sin embargo fue un acontecimiento de gran interés para los profesionales de la propiedad industrial y que indudablemente va a tener una gran influencia en el mundo de la propiedad industrial e intelectual durante los próximos años.
Sin embargo, han transcurrido ya alrededor de dos meses y para los días 7 y 8 de mayo están convocadas las asambleas generales extraordinarias de la OMPI cuyo principal punto en el orden del día es la designación del Director General de la OMPI tras la propuesta del Comité de Coordinación. Sin embargo, debido a la situación extraordinaria que se está viviendo, las asambleas se van a celebrar mediante un procedimiento escrito.
A continuación, les resumo lo que ocurrió en el proceso que llevó a la propuesta de nuevo Director de la OMPI por el Comité de Coordinación, siempre desde mi punto de vista.
El mandato de Francis Gurry, el actual Director General de la OMPI desde 2008, concluye el próximo 30 de septiembre, y por ello el pasado 30 de septiembre (2019) coincidiendo con las pasadas Asambleas Generales se puso en marcha el procedimiento de elección del nuevo Director General. El plazo para la presentación de candidatos al puesto concluyó el pasado 31 de diciembre y fueron 10: Marco Alemán (Colombia), Dámaso Pardo (Argentina) e Ivo Gagliuffi (Perú) de la región iberoamericana, el profesor Adebambo Adewopo (Nigeria) y el doctor Edward Kwakwa (Ghana) por el grupo africano, Wang Binying (República Popular China), Darent Tang (Singapur), Kenichiro Natsume (Japón), y Saule Tlevlessova (Kazajstán) por el continente asiático y el estonio Jüri Seilenthal por el continente europeo.
Desde la fundación de la OMPI en 1967, la Dirección general ha correspondido a representantes de Europa (Georg Bodenhausen – Países Bajos), de los Estados Unidos de Norteamérica (Árpád Bogsch), de África (Kamil Idris – Sudán) y de Oceanía (Francis Gurry – Australia). En los organismos que componen las Naciones Unidas hay una regla no escrita que establece que debe haber una rotación en la dirección de los mismos atendiendo a criterios regionales. Por tanto, se aceptaba de forma tácita que era el turno de un candidato asiático o iberoamericano.

Desde el principio, la elección se mostró muy politizada en lo que parecía un remedo de la antigua guerra fría, pero con la Unión Soviética sustituida por la República Popular China. La tensión que, entre los Estados Unidos y China, ha sido protagonista de la escena internacional desde la elección de Donald Trump como presidente de los EE. UU. también se trasladó a este proceso electoral.
La política exterior norteamericana se ha caracterizado, durante la administración Trump, por un abandono del multilateralismo, dejando un vacío que China inteligentemente ha ido ocupando. Por ejemplo, entre los organismos internacionales presididos por China en los últimos años se encuentran la FAO, la ITU (Telecomunicaciones), la INTERPOL y la ICAO (Aviación civil). Desde que se presentó la candidatura china a la Dirección de la OMPI, se apreció como una opción con muchas posibilidades, especialmente por la seriedad y reputación de la candidata, Wang Binying, que ocupa desde 1992 puestos de creciente responsabilidad en la organización, siendo actualmente la subdirectora en materia de marcas y diseños. Ello encendió las alarmas en la administración norteamericana, que no quería resignarse a dejar otro organismo en manos chinas.
El primer paso fue el nombramiento de Mark Lambert como enviado especial de los EE. UU. a las Naciones Unidas con el principal objetivo de frenar la influencia china en dicha organización. Numerosos altos cargos estadounidense descubrieron la existencia de la OMPI, a la que en ciertos medios de comunicación se denominó como una “oscura organización”. En los EE.UU. se vivió una gran movilización entre los sectores interesados en la política de la Propiedad Intelectual e Industrial y en la política internacional, destinada a impedir el ascenso chino a la Dirección de la OMPI. Varios senadores del partido republicano firmaron peticiones al respecto dirigidas a Donald Trump y diversas personalidades estadounidenses en la materia realizaron declaraciones alertando de las consecuencias negativas que ello tendría para los Estados Unidos y en general para el mundo occidental. Destacaría las manifestaciones efectuadas para Bloomberg por James Pooley, subdirector general de la OMPI hasta 2014 y encargado durante 6 años de las patentes y del sector tecnológico en dicha organización. Pooley admitía que la candidata china tenía sobradas cualificaciones para aspirar al puesto, pero expresaba su temor respecto al contenido de las solicitudes PCT presentadas por ciudadanos y empresas estadounidenses. El contenido de dichas solicitudes de patente sólo se publica transcurridos 18 meses desde la presentación internacional o desde la fecha del primer depósito si se reivindica su prioridad y Pooley temía que China accediera a esa información antes de su publicación. Diversos portavoces estadounidenses se decantaron por el candidato de Singapur, aunque dejaron translucir que como segunda opción serían aceptables tanto el candidato Marco Alemán de Colombia como el Dr. Kwakwa de Ghana, quien recibió el apoyo unánime de la Unión Africana. En algunos sectores estadounidenses se solicitaba la retirada del país de la OMPI si llegara a ser elegida la candidata china.
Durante los meses de enero y febrero, las diplomacias chinas, estadounidense y de los diversos países con candidatos movilizaron toda su maquinaria, con llamadas telefónicas, visitas, eventos, cócteles, etc. poniendo de relieve las ventajas que para los distintos países supondría que sus candidatos alcanzaran la dirección de la OMPI.
Me gustaría destacar la campaña desarrollada por Marco Alemán, de nacionalidad colombiana, y Director de la División de Derecho de Patentes de la OMPI, el cual creó un portal-web donde desarrollaba con todo detalle el programa que implementaría de resultar elegido. Sin embargo, la existencia de 3 candidatos de la región iberoamericana, 2 posteriormente, debilitó su posición.

Desde el comienzo del año algunos candidatos fueron anunciando su retirada: En primer lugar, el candidato estonio a finales de enero, Dámaso Pardo a principios de febrero, y el candidato nigeriano y el japonés a mediados de ese mismo mes.
El encargado de todo el procedimiento de elección fue el Comité de Coordinación, conocido popularmente como CoCo, y que está formado por los delegados de 83 de los Estados integrantes de la OMPI entre los que se encuentra España.
Los días 6 y 7 de febrero los delegados del CoCo procedieron a “entrevistar” a los candidatos que aún no se habían retirado, es decir, todos excepto los candidatos estonio y argentino. Los candidatos dispusieron de un tiempo reducido para exponer sus programas y luego se les sometió a todos a las mismas preguntas seleccionadas por los grupos regionales.
Finalmente, la elección tuvo lugar el 4 de marzo, justo cuando comenzaban a cancelarse todo tipo de reuniones nacionales e internacionales ante la expansión del Covid-19. En la delegación española figuraban además de la representación permanente de España ante las Naciones Unidas en Ginebra, José Antonio Gil Celedonio, Director de la OEPM y Adriana Moscoso del Prado, Directora General de Industrias Culturales y Cooperación en el Ministerio de Cultura y Deporte. Antes de la primera votación, se retiró la candidata Saule Tlevlessova de Kazajstán. La primera ronda arrojó los siguientes resultados:
Daren Tang (Singapur) | 37 votos |
Wang Binying (China) | 19 votos |
Edward Kwakwa (Ghana) | 16 votos |
Marco Alemán (Colombia) | 7 votos |
Ivo Gagliuffi (Perú) | 4 votos |
El candidato peruano quedó eliminado tras recibir el menor número de votos. Antes de la segunda votación se retiraron tanto Marco Alemán como el Dr. Kwakwa y en la última votación resultó elegido Daren Tang por 55 votos frente a los 28 obtenidos por Wang Binying.
El Comité de Coordinación ha propuesto a Daren Tang como candidato a la Dirección General de la OMPI a las Asambleas generales. Tras ser confirmado, lo cual siempre ha ocurrido desde el nacimiento de la OMPI, Daren Tang asumirá la Dirección General de la OMPI el primer día de octubre siempre que no lo impida la pandemia.
Daren Tang es el Director de la Oficina de Propiedad Intelectual de Singapur desde 2015. Posee una licenciatura en derecho por la Universidad de Singapur, una maestría por la Universidad de Georgetown y un programa de Gestión avanzada por la Universidad de Harvard. Asimismo, y desde 2017 es el presidente del Comité Permanente de Derechos de Autor y Derechos conexos (SCCR) de la OMPI. Bajo su dirección, el organismo ha experimentado un gran número de mejoras e innovaciones, como el lanzamiento de una aplicación móvil para la solicitud de registro de marcas, el establecimiento de reformas legislativas en relación con el régimen de litigios en materia de PI en el ámbito civil y la creación de uno de los pocos programas de postgrado en gestión de la PI y la innovación que existen en el mundo.
A partir de octubre iremos viendo el giro que la nueva Dirección, que ha recibido, aunque no únicamente, el apoyo de los estados más desarrollados, imprime al funcionamiento de una institución tan importante en el ámbito de la Propiedad Industrial e Intelectual.
Leopoldo Belda Soriano
Nota: El artículo refleja exclusivamente la opinión personal del autor.